jueves, 20 de octubre de 2016

¿Ciencia o charlatanería pseudocientífica?

El mundo está plagado de sinvergüenzas e iluminados (sean honestos o no con sus propias creencias, algo difícil de demostrar a veces) que realizan afirmaciones extraordinarias. ¿Cómo podemos detectar si lo que aseguran tiene o no la más mínima base científica? Alguien dirá que, simplemente, usando las más elementales cautela y sensatez antes de creernos a pies juntillas cualquier disparate. Bueno, hay tantos condicionantes y tanta desinformación, cada vez más en una sociedad en la que prima el consumismo más atroz frente a la honestidad informativa, que la cosa no resulta tan sencilla. Además, los embaucadores de turno utilizan a menudo un lenguaje de apariencia científica para tratar de seducir con una mayor eficacia, por lo que el asunto se complica. Particularmente, se han escuchado tantos ejemplos, y tan irritables, que no sabríamos por donde empezar. Desde la ya habitual mecánica cuántica, para asegurar de la existencia de mundo espirituales, hasta apelar a las leyes de la termodinámica para justificar alguna que otra terapia basada en energía místicas. ¿Qué se puede hacer para que, alguien común sin unos grandes conocimientos científicos, se mantenga a salvo de tantas propuestas pseudocientíficas?

domingo, 16 de octubre de 2016

¿Librepensamiento?

Si el librepensamiento, en sus orígenes, consistía en el cuestionamiento de una serie de creencias preestablecidas, así como de todo tipo de autoridad espiritual, hoy esta definición podría ser similar, pero hay que extenderla de modo amplio. Es decir, no se puede simplemente alabar al librepensador de hace siglos, pretender ser como él en la actualidad, y no tardar en inaugurar nuevos dogmas y doctrinas establecidas. Para ser librepensador, o para tratar de serlo (mucho mejor dicho, ya que es tal vez una aspiración y tendencia más que una realidad firme) hay que cuestionar toda afirmación instituida, buscar la verificación, indagar mediante una actitud racional, dejar atrás la tradición y la autoridad, abandonar la abstracción para enfrentarnos a una realidad concreta. Por supuesto, la herramienta imprescindible a priori es la duda; no se trata de un escepticismo también dogmático impuesto sobre todo lo que se nos ponga delante, sino una duda que abra la puerta a la crítica de toda afirmación y posibilite un cambio amplio para el conocimiento.

viernes, 7 de octubre de 2016

Endiosados

Iba yo la mar de tranquilo, por una céntrica avenida de Madrid, pensando en mis cosas, cuando alguien se interpuso en mi camino. El tipo era un hombre de avanzada edad, de aspecto normal, que de entrada ya provocó en mí cierta zozobra con su actitud. Elevando notablemente la voz, aquel energúmeno aseguraba identificarme con el autor de cierto blog, dedicado en gran parte al ateísmo. Al parecer tenía muchas cosas que puntualizarme. A la inquietud inicial, gravemente incrementada por la forma con la que aquel individuo pronunciaba el término 'ateísmo', se transmutó en indefinida sorpresa. Uno pensaba que sus escritos los leían cuatro gatos y ahora resulta que me reconocen y asaltan por la calle. No obstante, aquello no presagiaba nada bueno.