martes, 3 de marzo de 2015

Cómo convertirse en un charlatán


Edzard Ernst es uno de las mayores investigadores en medicina alternativa y de él tomamos prestados los siguientes puntos -a modo de pasos a seguir para llegar a convertirse en un notable charlatán con la vida crematística asegurada-, que alertan sobre esa gran fuente de ingresos a la que puede apuntarse cualquier habilidoso vendedor de humo. En la entrada anterior, quisimos dar a conocer, de forma humorística, ignotas terapias sanadoras de nulos resultados; veremos una y otra vez que la realidad deja en pañales cualquier intención cómica.

1. Encuentre una terapia atractiva y dele un nombre fantástico. Aquí Ernst deja claro que este primer punto no resulta tan sencillo, ya que a estas alturas la mayor parte de las prácticas delirantes está ya cogidas: apiterapia, vinoterapia, chocolaterapia, sanación energética, quinesiología, cromoterapia, iridología, orinoterapia, quiropráctica, recitación de mantras, risoterapia, etc., etc., etc.; no hay que desesperar, ya que con buena imaginación uno pude fabricarse su propia terapia alternativa de imaginativo nombre, primer paso para convertirse en un magnífico charlatán de habilidosa retórica, contacto con fuerzas no contrastadas y/o con superpoderes.

2. Invente una historia fascinante. Otro punto primordial en el que es necesario crear una génesis fantástica en la que nuestra terapia haya sanado a algún tierno infante, o a otra persona que despierte la emoción en nuestras víctimas, o se haya originado en algún oscuro contacto con fuerzas sobrenaturales,

3. Añada un poco de pseudociencia. Efectivamente, Ernst tiene toda la razón, vivimos en una época en la que la ciencia no puede ser simplemente desechada como antaño, cuando la Iglesia, y otras instituciones oscuramente reaccionarias, tenían tanto poder; una adecuada terminología semicientífica, que supuestamente solo pueden comprender algunos expertos, nos ayudará en nuestro cometido; física cuántica, teoría de las cuerdas, teoría del caos o nanotecnología, son algunos de los recurrentes ejemplos que, inexplicablemente, cautivan a las masas.

4. No olvide una dosis de sabiduría antigua. Por supuesto, la terminología pseudocientífica no quita que se recurra a la Antigüedad como garante de la validez de según qué prácticas; efectivamente, la sabiduría que tenían las civilizaciones del pasado, filtradas adecuadamente por el paso del tiempo, nos ayudará en la elaboración de nuestra tronchante terapia alternativa.

5. Afirme tener una panacea. Lo que es lo mismo, nuestra terapia servirá para cualquier tipo de enfermedad, lo que asegurará enormemente nuestros ingresos; hay que advertir que, llegados a este punto, ha desaparecido la poca vergüenza que, tal vez, conservábamos.

6. Lidiar con el "problema de la evidencia" y los desagradables escépticos. ¡Cómo no! Esos irritantes y fastidiosos escépticos se verán pronto atraídos por nuestra envidiable terapia y nos exigirán pruebas de su evidencia sanatoria; no hay que perder la calma ante estas acometidas escépticas, la solución es aportar testimonio tras testimonio de lo bien que ha ido nuestra técnica, los cuales pueden ser por supuesto producto enteramente de nuestra imaginación.

7. Demuestre que domina el arte de hacer trampa con las estadísticas. Este punto es una ampliación del anterior; si los escépticos vuelven a la carga, podemos aportar una estadística de un 70% de pacientes, de ahí para arriba, que ha obtenido un notable beneficio con nuestra imaginativa terapia.

8. Gane puntos con las grandes farmacéuticas. Aludir a que la industria médica está acojonada con nuestra medicina alternativa, ya que les va a quitar gran parte de sus beneficios, es algo tan recurrente como efectivo; por supuesto, todo aquel que pretende apelar a la ciencia para desmontar nuestra terapia está sencillamente a sueldo de las grandes empresas farmacéuticas. Este punto asegura una clientela de lo más variopinta, no solo los habituales místico-alternativos.

9. Pida dinero, mucho dinero. Ernst nos recuerda, en su último punto, que nuestro objetivo primordial es, como no podía ser de otra manera, ganar mucho dinero. Es necesario cobrar tarifas elevadas, incluso de manera exagerada; ya hablemos de un producto que pongamos a la venta, de consultas particulares que realicemos o, en un alarde de generosidad, de clases que demos sobre nuestra magnífica técnica. Con algunas excepciones (las hay, las hemos visto, ya que hay gente peligrosamente encerrada en sus creencias), no hay ningún verdadero charlatán que trabaje gratis o que tenga un precio razonable.

Erzard Ernst publicó originariamente estos pasos en su blog bajo el título How to become a charlatan. La traducción al castellano ha sido tomada del siguiente enlace: http://charlatanes.blogspot.com.es/2012/12/como-convertirse-en-charlatan.html

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