domingo, 5 de julio de 2020

Desvergonzados líderes espirituales

Fulanos como Deepak Chopra son el paradigma de los tiempos que vivimos, en cuanto a nuevas creencias. Se trata un prolífico escritor sobre la espiritualidad y el poder de la mente, presentadas con el subterfugio de "cierta" base científica. El tipo es tan sinvergüenza, que llegó a afirmar que algún terremoto ha sido provocado en parte por él gracias a una "poderosa" meditación. El autor de la obra La curación cuántica considera que las ideas provocan cambios físicos evidentes, y de la forma más burda posible. Nuestra visceralidad sobre esta clase de "especialistas" es, tal vez, inmisericorde, pero así consideramos que hay que ser con este tipo  de charlatanes y manipuladores. La defensa de esta clase de cosas son ya lugares comunes, como el hecho de ser un alternativa al feo y materialista mundo en que vivimos (no una alternativa, sino la gran Verdad ofrecida, al igual que la han propuesto todas las religiones). Sin embargo, todos estos gurús de la espiritualidad tienen sus bienes materiales bien asegurados, gracias a un público deseoso de creer en algo diferente. Chopra es, por encima de cualquier otra condición, un autor de best-sellers y una garantía de éxito comercial gracias a multitud de productos relacionados con sus teorías.


La intención de fusionar conocimientos científicos con elementos de las religiones orientales, propia de la "nueva espiritualidad", se remonta a los años 70 del siglo XX. Parece ser que la base está en algunas semejanzas entre la física cuántica y el misticismo procedente de Oriente, pero omitiendo las grandes diferencias. Todos seguramente hemos escuchado, desgraciadamente,  a alguien de nuestro entorno mencionar algo parecido al "hecho" de que la materia es mera ilusión de la sique, la cual el hombre debe modificar en el caso que enferme. Del propio Chopra es la siguiente frase: "Nuestros cuerpos están contenidos dentro de nuestra conciencia, y no nuestra conciencia está contenida dentro de nuestro cuerpo". Religión y medicina, en la llamada Nueva Era o New Age, han ido de la mano bebiendo de las necesidades de las personas y enriqueciendo a unos cuantos líderes espirituales. Hay quien dice que el paradigma de la Nueva Era ha cambiado en años recientes, pasando del gregarismo de aquellas comunidades esotéricas a un individualismo propio de gurús que atienden casos particulares. Las "creencias" no tardan demasiado en resultar ridículas, por lo que se producen estos reajustes y depuraciones tan irritables. Insistiremos en la que la palabra "religión" no es mencionada ya por estas personalidades, como Chopra, el énfasis que ponen es ya más secular y su terminología más "científica". Llegamos de nuevo a un punto en que confluyen la salud, la ciencia y la fe, y Chopra llegó a convertirse en un líder de esa corriente de rechazo a la medicina convencional. Como siempre, señalaremos que los deficientes sistemas sanitarios que se han construido (políticos, económicos o de cualquier tipo) no pasan por creer en teorías falsas, por muy atractivas que se presenten, e individuos igualmente manipuladores.

Los ingresos de Chopra por artículos, conferencias y seminarios son millonarios, más sustanciosos que cuando se dedicaba simplemente a tratar a ciertas personalidades. Es curioso que el gran argumento (y totalmente cierto, si lo desprendemos de intenciones legitimadoras de otras cosas) de lo mezquinas, interesadas y manipuladores que son las grandes compañías farmacéuticas no se aplica a estos líderes y a las industrias más o menos alternativas que han creado. Chopra, y tantos otros de mayor o menor nivel, no son desinteresados maestros espirituales, es evidente. Incluso, el inefable fulano ha llegado a afirmar que los sentimientos de culpa por buscar el lucro personal provienen de la tradición judeocristiana. En la sociedad capitalista y de consumo no es nada fácil discernir entre lo que es información rigurosa de lo que es engaño y burda manipulación (cierto nivel y espíritu crítico es un gran paso al respecto), pero es que todas estas corrientes alternativas de la posmodernidad forman parte de los mismos mecanismos de ese materialismo sucio que denuncian. Es la gran y terrible paradoja, con tantas personas que sufren las carencias y necesidades de siempre, y buscan respuesta simplemente en lo que creen que son nuevos terrenos y grandes verdades. Por poner un ejemplo, el movimiento Meditación Trascendental, del que Chopra es abanderado, ingresa cantidades millonarias por la venta de plantas medicinales, aceites, tes, gemas curativas, horóscopos hindúes, libros, DVD, marcas registradas y una lista interminable. El propio Chopra hace años que ya no atiende pacientes, ya que gana mucho más con sus seminarios alrededor del mundo, a los que acude un número no muy elevado de personas. Seguramente, el racionalismo como corriente de pensamiento tiene cosas cuestionables, pero desde luego vivimos en un mundo más bien irracional. "Bienestar físico, emocional y espiritual", así como "paz interior", son los conceptos con los que juegan estos tipos y corrientes, algo nada original.

Uno de los propósitos de Chopra ha sido realizar una fusión entre la medicina ayurveda y la física cuántica. Entre la cosas que preconiza está el hecho de que las víctimas de cáncer pueden saltar a un nivel de conciencia que prohíba la existencia de la enfermedad. Es lo que denomina un "salto cuántico" de un nivel de funcionamiento a otro superior. En este caso, no se trata de una metáfora, ya que este tipo asegura que sus terapias (las cuales vienen a ser productos herbarios de marca registrada) tienen vibraciones específicas que contrarrestran la "vibración cuántica" del cuerpo. Chopra propone tener pensamientos "felices" para provocar que las moléculas del cuerpo lo sean también. Para buscar la "armonización" o el "equilibrio cuántico" del cuerpo, basta con localizar en la consciencia la fuente del dolor. Reputados (y, tal vez, "malvados") científicos han echado por tierra el misticismo cuántico de Chopra, que consideran sin base física o biológica, y más bien propio de una elevada imaginación metafísica. Naturalmente, como hemos insistido en numerosas ocasiones, existen ciertos mecanismos en los que tratan de apoyarse y crecer las teorías más descabelladas. Puede ser el caso, bastante lógico, de de que las personas más optimistas y felices suelen vivir más, pero buscar una explicación en la física cuántica a eso es bastante ridículo. Naturalmente, no hay ninguna relación entre la mecánica cuántica y la conciencia, tal y como asegura Chopra. Las afirmaciones más poco verosímiles adquieren cierta capa de profundidad si acuden a los conceptos científicos. La explicación a por qué calan en cierto público estas teorías es debida en gran parte al desconocimiento del universo en que vivimos. Aunque la especulación es parte de la metodología científica, ese tipo de cosas tan fantasiosas no deberían tardar en desaparecer sin criterio alguno. Desgraciadamente, no es así, y los medios de comunicación tienen gran parte de responsabilidad en ello. Como dice Ben Goldacre, en Mala ciencia, me parece mucho más interesante una cosmovisión científica.

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